Mañana es 23 de junio. Allá por la medianoche, llegará uno de los momentos más esperados del año por la mayoría de los coruñeses. Cerca de cien mil personas abarrotarán el Paseo Marítimo y aledaños, y a su vez, las playas de Orzán y Riazor y muchas de las calles y plazas de nuestra ciudad se llenarán de pequeñas hogueras que rendirán su particular culto al Sol. A Noite da Queima.
La noche de San Juan es la noche de la ilusión, es aquélla en la que recuperamos una parte perdida de nuestra ingenuidad y de nuestra inocencia. La esperamos con ansia, con alegría, y con expectación. Es una noche para vivirla y para disfrutarla.
Es La Coruña una de esas ciudades de España donde podemos disfrutar con más arraigo de esta celebración tan nuestra, tan relacionada con lo humano y con lo sobrenatural, y tan llena de contrastes y misterios.
La labor realizada por la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan desde sus albores, allá por los años sesenta, ha sido el activo fundamental para la recuperación de una tradición que dicen aquéllos que ya estaban por aquí en esos años, estaba languideciendo lastimosamente en La Coruña. Ésta ha sido una labor desinteresada y muy sacrifica en numerosas ocasiones, pero seguramente ha sido compensada en lo sentimental, en lo emocional, y en la satisfacción del trabajo bien hecho.
Cientos y cientos de coruñeses, entre los que tengo la fortuna de incluirme, hemos pasado y hemos podido colaborar y participar de un modo activo en potenciar la tradición de las Hogueras de San Juan en nuestra ciudad, respaldando el trabajo iniciado, ya hace cuarenta años, por un grupo de chicos comandados por Cheché, Calín y Carlos Vallo entre otros. Seguro que ni se podían imaginar la repercusión sociológica, mediática y popular que su proyecto juvenil tendría con el tránsito de los años. Muchos han pasado, y muchos seguirán pasando en el futuro, algunos han estado más tiempo que otros, otros se han quedado, y otros ya no podrán volver a estar, pero todos han aportado su granito de arena con la meta de que la Noche Mágica por excelencia que ahora estamos a punto de celebrar tenga la importancia que tiene para los coruñeses.
Pero es importante recalcar que las Hogueras de San Juan no son sólo esta Noche Mágica a la que me refiero, sino que son mucho más que eso; las Hogueras son cultura, tradición, modernidad, diversión, amistad, ilusión y esfuerzo. Con todo ello, las Hogueras se han ganado el derecho a estar memorizadas, por méritos propios, en el ADN de nuestra querida Marineda.
Han sido y son un no parar de actividades durante todo el año, pero especialmente durante un frenético y vertiginoso mes de junio. Y dentro de esas actividades organizadas por la Comisión, encontramos un sitio para el deporte coruñés.
En la propia Noite da Queima se hace un guiño al deporte, ya que son jóvenes atletas los que mediante carrera de relevos portan el Fuego de San Juan desde la Venerable Orden Tercera hasta las manos de las ilusionadas Meiga Mayor y Meiga Mayor Infantil, estratégicamente situadas a escasos metros de la falla. Mañana, por tanto, serán unos anónimos deportistas coruñeses los que porten el fuego purificador desde el pie de San Juan hasta las manos de Nadia y de Paloma.
Pero además de ello, una parte muy importante del programa de Hogueras tradicionalmente ha estado destinado al deporte, mediante la celebración de la, muy querida por muchos deportistas de nuestra ciudad, Semana Deportiva. Si comentaba hace unos párrafos que fueron centenares los coruñeses que bien como Meigas, directivos o colaboradores han pasado y siguen pasando por las Hogueras, ni que decir tiene que el número de deportistas que han participado en la Semana Deportiva durante todas sus ediciones es difícilmente cuantificable.
Me acuerdo de la Semana Deportiva cuando de pequeño, allá por los finales de los ochenta, asistía como espectador entusiasta. Distintas modalidades deportivas tenían cabida en ella, destacando quizás por encima de otras el baloncesto y el voleibol, casi siempre en categoría femenina y orientada a las categorías de formación.
Largas y divertidas jornadas de deporte se disputaban en las Polideportivas gemelas Riazor I y Riazor II durante aproximadamente dos semanas, con un carrusel diario de partidos. Por las gemelas hemos visto pasar numerosos equipos, pertenecientes tanto a clubes como a colegios e institutos que fueron y siguen siendo grandes clásicos del deporte coruñés; Instituto Monte das Moas, Instituto Femenino, Franciscanos, Instituto Monelos, Calasancias, Santa María del Mar, Cía. De María, Instituto Zalaeta, Dominicos, Puga Ramón, entre otros tantos, se juntaban durante el mes de junio para disputar una competición que se convirtió en referente, y que nos permitió ver partidos de enorme disputa y calidad, gracias a la calidad, ilusión y competitividad de los participantes.
Actualmente, el deporte en formación ha cambiado, en algunos casos para bien, pero en otros no tanto; dentro de lo negativo, por un lado tenemos menos equipos femeninos, y por otro, hay cada vez más limitaciones por aspectos económicos para organizar torneos no federados, especialmente sin contar con un club anfitrión. Estos motivos, unidos a otros en los que no entraré, ya que considero que no es objeto de este artículo profundizar en ello, han llevado a que la Semana Deportiva haya menguado en relevancia en los últimos años, incluso no estando activa durante algunas ediciones. Un nuevo impulso dado desde la Comisión Promotora con la intención de reactivarla, está llevando a la que seguro será una recuperación completa, con la idea de volver a ser referente deportivo del mes de junio coruñés. Una apuesta por las categorías mini, e introducir en ella nuevos deportes de pujante relevancia en los últimos años pueden ayudar a esta recuperación.
Vaya desde estas líneas mi particular homenaje a la Semana Deportiva, que tanto ha dado, de una manera altruista, al deporte de base en nuestra ciudad. Y que así sea durante muchos años.
¡Feliz San Juan!
Diego Fernández
Foto A. Veira,
Hecha en el año 2.005. Presidía el acto de entrega de premiso la Meiga Mayor Infantil, Laura Veira.
