25/10/09

RECOJO EL GUANTE.


RECOJO EL GUANTE

Pues eso, que recojo el guante que en su día me lanzó mi buen amigo Alberto cuando me invitó a contribuir en el desarrollo de su “Balcón de Marineda”. Por cierto, bonito nombre para un blog…

La verdad es que mucho me debe querer Alberto cuando, a sabiendas de que no soy coruñés (soy valenciano), me pide historias y vivencias sobre esta maravillosa ciudad: La, o A, o como coño se diga, Coruña… Supongo que alude al viejo lema “La ciudad en la que nadie es forastero”.

Yo llegué a La, o A, o como coño se diga, Coruña, en marzo de 1964. Contaba apenas dos añitos y llegaba de París –como todos los niños, y además lo hacía con un pan en el regazo. Mis padres, que habían emigrado a Francia por eso de que hay que comer, aceptaban una oferta de trabajo en la antigua Petroliber. La, o A, o como coño se diga, Coruña, le había ganado la partida a Vil(l)agarcía de Aro(u)sa en la ubicación de la nueva refinería de los Fierro. Y necesitaban técnicos bien formados, y con espíritu pionero, para echar a andar lo que con el tiempo se convertiría en uno de los grandes motores económicos de la ciudad.

Eran otros tiempos, y a pesar de lo enorme del proyecto “Refinería”, la empresa y el trato eran muy familiares. Todavía recuerdo las fiestas de Navidad que Petroliber organizaba en las instalaciones de la antigua Universidad Laboral, en las que Pepe el administrativo (el nombre no corresponde al personaje: LOPD), disfrazado de Papá Noel, repartía regalos a todos los niños cuyos padres trabajaban en la fábrica. Absolutamente a todos, desde los hijos del personal de dirección hasta los del empleado más humilde. Además, todos sabíamos que era Pepe el administrativo, disfrazado de Papá Noel, el que repartía los regalos. Pero eso daba igual. El caso es que todos los niños teníamos los mismos regalos… Me temo que las cosas han dejado de ser así en la actual Repsol.

Vivíamos entonces en el primero derecha de Médico Durán 16, de un alquiler que –siempre a primeros de mes Don Fulano (el nombre no corresponde al personaje: LOPD) pasaba personalmente a cobrar. Luego, mis padres le invitaban a tomar un café que, casi siempre, se prolongaba bastante. Yo oía sus risas desde mi pequeña y acogedora habitación.

Mis primeros juegos en La, o A, o como coño se diga, Coruña, fueron en el Parque de Santa Margarita (en donde todavía había un camping), y en la Plaza de Vigo (que no era otra cosa que un agujero con tierra, ideal para mancharse mucho y pasárnoslo en grande)… Mucho han cambiado las cosas desde entonces. Hasta ha desaparecido el Cine Equitativa, en la esquina de la Plaza de Vigo. Por cierto, que ya hace tiempo que no veo a su entrañable acomodador… ¿Alguien sabe algo de este carismático personaje?

Bueno Alberto, he intentado no hacerle muchas concesiones a la nostalgia, pero no estoy seguro de haberlo conseguido. En todo caso, considera esta primera epístola como una presentación. Espero poder seguir contribuyendo a este Balcón de Marineda. Un saludo cordial dirigido a todos los lectores de este blog.
VICENTE MORET

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